Ya sé que precisamente en esos momentos, hablar de dinero y maldecirlo no es precisamente muy socialmente aceptable. Pero dejarme al menos dar algunos datos que provienen de la investigación y quizás pueda defender mejor este título.
Cuando comencé a estudiar el tema del dinero por el año 1989 me interesaba mucho sobre todo los aspectos simbólicos del dinero. En aquellos momentos puedo asegurar que no me sobraba y que vivía, desde el punto de vista más estricto, con lo justo. Sin embargo me interesaba su papel como comunicador de significados y como medio de intercambio. Ya en aquellos momentos la investigación había avanzado mucho e incluso todavía sigue confirmando las mismas conclusiones que a continuación os voy a exponer:
1. Si haces algo porque te gusta y no te pagan (por ejemplo, colaborar con una ONG), no lo dudes que lo haces por una motivación intrínseca. Espero que la ONG no cometa el error de pagarte “algo” pues entonces tu motivación cambia drásticamente, “lo hago porque me pagan” y te aseguro el resultado no es el mismo. ¿Qué cosas, verdad? Este efecto está más que demostrado en la literatura, así que ojo con el voluntariado no nos carguemos la motivación intrínseca. Por supuesto, si puedes pagar un sueldo hazlo.
2. Los trabajos rutinarios son muy influenciables a los refuerzos extrínsecos ya bien sea dinero ya bien sea halagos o premios. Sin embargo, los trabajos más complejos que requieren un mayor pensamiento en su ejecución son inversamente proporcionales al incentivo. Están más relacionados con las condiciones de ejecución, con la autonomía, responsabilidad y apoyo percibido de la dirección. Por lo tanto, no lo dudes, ojo con premiar con dinero lo que éste no es capaz de reforzar. Eso sí, esto no funciona cuando no cubres ni el salario mínimo.
3. El dinero tiene múltiples significados y simbolismos. Por ejemplo, si te toca el dinero en la lotería la manera como lo consumes o gastas no tiene nada que ver con el dinero que cobras a diario de tu salario (si es el caso dada la situación en nuestro país). Por lo tanto tenemos la percepción de diferentes “dineros” y esto se expresa en diferentes modos de gastarlo.
4. Y por último algo realmente básico, cuanto más pobre es una sociedad (habría que analizar claro qué entendemos por pobre) más grandes son sus monedas y billetes, para que el ciudadano perciba más su valor. Por el contrario si queremos que circulen mucho las monedas hagámoslas pequeñas (me suena a los céntimos por los que muchos ni se agachan) y por lo tanto su capacidad de movilidad es mayor.
No dudar que la macroeconomía está vinculada a la microeconomía y al revés. Son modelos bidireccionales donde ambos interactúan. Quizás sea momento de comprender que la microeconomía influye en la macroeconomía dada la situación actual donde muchos sentimos la impotencia de un continuo bombardeo de “datos macro” que sólo hacen que sentirnos impotentes ante la situación actual.
Recuerda, no siempre el dinero motiva y no siempre el dinero significa lo que tú crees. Y es que el dinero es realmente complicado. Ya lo dijo Groucho Marx, “¡hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡pero cuestan tanto!”.
1 comentario:
Hola Roberto. He incluido un enlace en mi web a tu blog.
http://jesusvillanueva.net
Un saludo
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