Desde el primer estudio de McKinsey en 1997 popularizando el
término “la guerra del talento” muchas organizaciones buscan con ahínco lo que
se denomina los “altos potenciales del talento”. Y aunque parece fácil identificar
alguien con talento, sencillamente viendo cómo trabaja, quizás es más difícil
de lo que parece operativizar, medir y gestionar tanto el talento como la
potencialidad de los profesionales. Está claro que podemos tener una
perspectiva inclusiva donde todas las personas de la organización tienen
potencial y el objetivo es por tanto buscar la excelencia en cada una de ellas.
Pero también podemos utilizar una perspectiva exclusiva y sencillamente
detectar o bien los profesionales con más talento o los puestos clave de la
organización separando lo que se denominan equipos A (alto potencial), B
(normales) y C (bajo potencial).
Roberto Luna-Arocas. Bloguero, twittero (@RoberiLuna) y curioso de las personas y del talento humano. http://www.robertoluna.es. Facebook: robertolunaarocas
Presidente de AEDIPE y AEDIPE Comunidad Valenciana. Presidente de AECOP-EMCC España (coaching ejecutivo). Director del Master de Gestión del talento (www.mastergesta.es). Director de las jornadas TMT, Talento & Management Tendencias. Catedrático de Organización de Empresas en el Dpto. Dirección de Empresas (Facultad Economía, Universidad de Valencia), Coach Senior Certificado CS44. Conferenciante y Escritor. Y padre de dos hijas preciosas.
martes, 20 de mayo de 2014
martes, 6 de mayo de 2014
10 PINCELADAS PARA UNA EDUCACIÓN CON FUTURO
Había pensado titularlo "Fabricando niños: De recipientes a actores en la educación"que quizás lo encuentre excesivo pero sinceramente
creo estamos en una situación donde aparte de la negrita y las mayúsculas es
difícil decir las cosas y que los que toman decisiones políticas y educativas
escuchen. Pero al final he preferido ser más positivo con el título, espero os guste. Ya me comentareis.
Hace unas semanas, regresando del trabajo a casa, me
encontré con mi niña de 9 años estresada porque al día siguiente tenía un
examen en el colegio y no se lo sabía. Esto me hizo reflexionar pues dejé mi
chaqueta y estuve de 20h a 22h con ella disfrutando de los contenidos y
hablando con ella para que comprendiera. Las conclusiones de esas dos horas las
marco en este decálogo:
Suscribirse a:
Entradas (Atom)