No deja de llamarme la atención la gran cantidad de proyectos en las que se ven insertas las empresas. Muchos de ellos de tipo tecnológico o productivo. Grandes inversiones en maquinaria o tecnología punta. Por supuesto, inversiones que justifican su retorno en la competitividad de la empresa y el crecimiento de los beneficios o cuota de mercado. Estos grandes proyectos y estas grandes inversiones han sido aprobadas por las juntas directivas y por los accionistas, y en muchos casos, aunque con alguna reticencia, no dudo que todo el mundo los ha visto con buenos ojos.
He tenido la suerte de vivir procesos empresariales de lanzamiento de nuevos productos/servicios, inversiones millonarias en nuevos terminales tecnológicos y en maquinaria industrial de última generación.
Todas estas inversiones he visto que se iban al departamento de producción, al de marketing y comercial, o al de I+D, y claro todo con el visto bueno y filtro del departamento financiero. Pero ¿alguien se ha preguntado qué pintan los recursos humanos? ¿hemos considerado que todas las inversiones en maquinaria, tecnológicas, etc… todas, pasan por personas y profesionales? No deja de asombrarme cómo muchas empresas siguen sin considerar de valor el talento de sus profesionales y la inversión en los mismos. Cuando en el fondo es lo que realmente diferencia a las empresas. Al fin y al cabo, la maquinaria se compra, los procesos de producción se pueden reproducir con exactitud, la tecnología pasa de una mano a otra en las empresas en milésimas de segundo. Pero lo que no se copia es el trabajo de un equipo, su creatividad, su innovación, sus procesos sinérgicos, su capacidad de reinventar la empresa, su poder intraemprendedor.
Afortunadamente he visto muy de cerca cómo algunas empresas están en este cambio donde comienzan a valorar el talento profesional por encima del ordenador o de la máquina. Empresas que son conscientes del valor de captar y desarrollar talento, y sobre todo de sacar su máximo partido en las sinergias múltiples. La revolución del talento está aún por llegar, a pesar que pueda ser una palabra de moda. ¡No te la pierdas!
¿Qué pensáis? ¿Qué ocurre en vuestras empresas?