Me llama la atención un artículo de hoy en prensa titulado “Cerco al funcionario” que narra toda la tecnología y procedimientos que están inventando “a saber quien” para controlar el número de horas que hace el funcionario. Parece que el gran problema de la administración es vigilar y controlar si los funcionarios están en su lugar de trabajo o no, sin importarnos en realidad la productividad del mismo. ¿Soy el único que me asombro de cómo aún nuestros dirigentes, que no líderes, se preocupan sólo de si la persona está el número exacto de horas en el trabajo? ¿No tenemos problemas reales de productividad, de motivación, de planteamiento de objetivos, de liderazgo, de ….como para seguir obsesionados con el número de horas? ¿Somos capaces de gastar una gran cantidad de dinero en artilugios para controlar la ruta del personal de limpieza de calle con sistemas GPS, pero nos da igual si el que dirige a ese personal no sabe ni motivar al personal ni dirigir un equipo? ¿Nos da igual que los costes de control o supervisión sean superiores incluso a la rentabilidad esperada del personal? Si en las empresas privadas luchamos por salir del yugo del horario improductivo para trabajar por objetivos y con líderes que sepan desarrollar y hacer seguimiento a su gente, ¿cómo las instituciones públicas siguen ancladas en los principios medievales de las organizaciones?
He de reconocer que la lectura de este artículo me pillaba este fin de semana escribiendo un artículo científico que estoy preparando hace más de seis meses sobre lo que se conoce a nivel internacional como la nueva dirección o gestión pública (New Public Management). Me llamaba la atención unos resultados que había obtenido con empresas privadas en previas investigaciones y que estaba comparando con unos datos que tengo de la gestión pública en una entidad local y que presento en un Workshop de Recursos Humanos que organiza ESADE bajo el paraguas de la EIASM en Barcelona. Si en la gestión privada la gestión del talento tiene un gran impacto en la productividad y todo ello gracias a la implicación y compromiso que conlleva aplicar los principios de la gestión del talento, en la gestión pública, la situación es harto complicada, pues el modelo no funciona para nada igual. Surgen variables del tipo ético como el comportamiento de respeto por parte de la dirección y de la institución que complican más aún la situación, aparte de la falta de flexibilidad organizativa que impide trabajar bajo modelos de talento y sigue manteniendo modelos de análisis de puestos rígidos de principios de siglo. ¿Nadie se plantea la dirección profesional de las instituciones públicas y el gran problema del talento directivo? No es una cuestión de horas, no. ¿Cómo decirlo? Es que necesitamos una nueva gestión pública. ¿Qué opináis?
4 comentarios:
Buenos días profesor Luna:
Quiero creer que esta acción sobre la que hablas en el post, es uno de otras actuaciones al servicio de la modernización de la gestión de administraciones publicas. Me consta que algunas de ellas por ejemplo logran orientarse hacia una mayor eficacia y calidad mediante el desarrollo de planes estratégicos por ejemplo. Desde LKS promovemos este tipo de soluciones y acompañamientos y hemos podido observar muchos beneficios y avences. Por lo tanto, quizá una de las acciones que pudieran dar respuesta a algún reto u objetivo estratégico pudiera ser aquella que tenga que ver con medir esa productividad. Por lo tanto en solitario, como medida aislada, y como dices, poco contribuye al beneficiario final de las actuciones de los profesionales publicos, es decir, a la ciudadanía. Y sin embargo, dentro de una estrategia más global e integral, pudiera aportar un granito de arena, como digo, hacia un modelo de gestión más moderno y eficaz.
Un cordial saludo.
Hola Rober,
Entiendo tu sorpresa, sin embargo creo que aún con todo hay que celebrar el intento.
Me explico mejor, ha hecho falta esperar al 2007!! para que se recoja en un nuevo estatuto, lo que apuntan como “Elemento fundamental de la nueva regulación” y no es más que la evaluación del desempeño del empleado público.
Hasta entonces, ni siquiera estaba planteado, con lo que me imagino que son esos mismos funcionarios que están en puestos de responsabilidad con un equipo a su cargo, y que no han necesitado reunir ninguna habilidad especial ni formación en talento, los que estarán esgrimiendo sus neuronas para idear esas medidas asociadas a la productividad y al rendimiento como factor de motivación personal y control interno.
A tenor de lo que te cuento, sí tienen planteado cambiar el modelo actual, lo difícil y largo en el tiempo será su implantación y lo más duro será saber finalmente qué se ha implantado.
Estamos a tiempo y como todo aprendizaje llevaba asociada una formación, sólo hay que llamar la atención de los sindicatos, de los responsables de formación de las Administraciones Públicas, de los que ya están en esos cargos, para que sepan que ya hay mucho camino andado en la empresa privada y apliquen esas medidas para ir desarrollando habilidades emocionales en esas futuras cabezas pensantes.
Profesionales como tú podéis poner el foco para que se vea esta necesidad, los foros hacen buenos “ecos” y vuestros blogs buenos enlaces. Sigamos sembrando.
Un abrazo.
Mónica
Jo vaya dos entradas de nivel, gracias Visi y gracias Mónica, en efecto tenemos un reto importantísimo con la gestión pública.
Graciasp por participar
roberto
Estoy de acuerdo, no sólo ocurre en España sino en muchas partes del mundo, donde pareciera que el empleado público se da por descontado que es un improductivo y que no se puede hacer nada por mejorar.
Los compromisos políticos y la creencia de que las empresas públicas tienen un beneficio social y no están orientadas al lucro está creando individuos que se quedan en su zon de comfort, y se trabaja para recibir la tan preciada jubiliación. El resto es historia.
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