Presidente de AEDIPE y AEDIPE Comunidad Valenciana. Presidente de AECOP-EMCC España (coaching ejecutivo). Director del Master de Gestión del talento (www.mastergesta.es). Director de las jornadas TMT, Talento & Management Tendencias. Catedrático de Organización de Empresas en el Dpto. Dirección de Empresas (Facultad Economía, Universidad de Valencia), Coach Senior Certificado CS44. Conferenciante y Escritor. Y padre de dos hijas preciosas.

jueves, 16 de junio de 2016

EL PROBLEMA DE SER RECURSOS HUMANOS

Estamos en pleno siglo XXI viviendo nuevos modos de afrontar la realidad organizativa, nuevas maneras de gestionar y viviendo un entorno cambiante y turbulento capaz de afectad desde la más grande multinacional a la más pequeña empresa local. Todo está cambiando, relaciones, visión estratégica, visión de negocio, los sistemas y subsistemas organizativos, la tecnología, y así un sinfín de variables que nos rodean en la cotidianeidad.
Desde la visión más tradicional de la economía siempre se han visto los recursos humanos como un recurso fácilmente manejable por el área financiera, de hecho, en muchas organizaciones la prioridad es fundamentalmente financiera y no sistémica de los diferentes departamentos funcionales. Las necesidades de márgenes que se ajusten a las expectativas de los inversores, la imperiosa necesidad de resultados a corto plazo, la visión de negocio con rentabilidad inmediata, y la prioridad en la estrategia de la consideración meramente financiera han hecho que los recursos humanos pasen a ocupar un segundo plano en las organizaciones.
Cuando las organizaciones se rigen solo por criterios de rentabilidad y no de competitividad, se convierten en meros instrumentos especulativos alejados del fin ultimo de una organización. Bajo este mismo prisma, las personas no son consideradas de valor, son meros instrumentos de la organización y en muchos de los casos vistas como coste laboral, por lo tanto, en muchos casos, reducidas a su mínima expresión.

Llama la atención que en la sociedad actual, teóricamente más sensible a las personas y su bienestar, siga habiendo un discurso tan instrumental de las personas. Ya no solo por su visión tan anticuada e inhumana, sino también por su falta de vinculación con la competitividad. Las empresas están perdiendo el foco en la organización para ser meros instrumentos financieros. Este tipo de reduccionismos está especialmente dañando de modo muy claro a los departamentos de recursos humanos que siguen luchando por hacerse valer en la dirección, lográndolo solo en muy contados casos. ¿Qué futuro nos espera? Indudablemente necesitamos un cambio no solo en los valores organizativos sino también una transformación radical de los servicios de recursos humanos. Las organizaciones deben contemplar el impacto real de las personas como fuente estratégica de la competitividad organizativa, y los departamentos de recursos humanos deben transformarse para integrarse más con los directivos y con el resto de áreas funcionales. La verdadera Dirección de Personas está aun por venir, pues las mentalidades cuestan de cambiar, pero aun así deberemos reflexionar hacia donde van los nuevos modelos de management que no parecen integrar a las personas en sus ecuaciones financieras. Por eso necesitamos siempre una ratio que relaciones los datos financieros con los valores organizativos para conseguir equilibrar un numerador demasiado enfatizado y priorizado por encima de un denominador claramente ignorado.

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