Presidente de AEDIPE y AEDIPE Comunidad Valenciana. Presidente de AECOP-EMCC España (coaching ejecutivo). Director del Master de Gestión del talento (www.mastergesta.es). Director de las jornadas TMT, Talento & Management Tendencias. Catedrático de Organización de Empresas en el Dpto. Dirección de Empresas (Facultad Economía, Universidad de Valencia), Coach Senior Certificado CS44. Conferenciante y Escritor. Y padre de dos hijas preciosas.

martes, 9 de diciembre de 2008

MERLÍN Y EL APRENDIZAJE ORGANIZATIVO

El aprendizaje no tiene límites en el ser humano, los límites quizás están en su propia mente, por eso cuando alguien dice “que ya no puede aprender, que eso es para los niños” está renunciando al aprendizaje que le corresponde a su ciclo vital. Aprender en sí, seguimos aprendiendo siempre que queramos, está en nuestra voluntad. Dicen que el empresario y el directivo aprenden de la experiencia, pero la experiencia no necesariamente acaba en un aprendizaje. Desafortunadamente, muchos empresarios y directivos cometen los mismos errores año tras año, y no quieren aprender, y obviamente otros se aprovechan de ello. Estos empresarios tienen todo su derecho a no aprender, pero cuando hablamos de organizaciones, la cosa cambia. Las organizaciones necesitan aprender continuamente para sobrevivir en los mercados turbulentos. Más aún hoy en día con la situación actual debemos seguir aprendiendo y con ello incorporando la nueva información, integrándola y transformándola. Una organización que no aprende se muere con el tiempo. La cuestión depende del sector y del nivel competitivo que exista. Pero ¿qué mercado está ajeno al nivel tan alto de competitividad que vivimos hoy en día? Piénselo, necesitamos aprender y su organización necesita aprender. Mañana cuando se levante, dedique los treinta primeros minutos de su trabajo a pensar qué ha aprendido en las últimas semanas, y compártalo con sus directivos, y realice ese ejercicio tan saludable cuantas más veces mejor. Y permita que otros directivos hagan la misma reflexión de modo voluntario, y sigan compartiéndolo, porque el aprendizaje organizativo necesita compartir. Ese compartir se da a tres niveles: individual, de equipo y organizativo (Nonaka y Takeuchi, 1995; The Knowledge-Creating Company). Recuerde que las competencias individuales incrementan su valor cuando son utilizadas en cooperación con otros (Nordhaug y Grønhaug; 1994). Por lo tanto, dedique tiempo a pensar en su aprendizaje, en el de su equipo y en el de su organización.
Evalúe su nivel de aprendizaje en la empresa. En una empresa con la que diseñamos una competencia de aprendizaje en la organización distinguimos cuatro niveles de aprendizaje: 1) Iniciado (se limita a aprender los contenidos establecidos); 2) Aprendiz Laboral (aprende contenidos, los comparte y además tiene inquietudes en buscar nuevas prácticas y conocimientos, requeridos para las nuevas necesidades que van surgiendo en su puesto de trabajo); 3) Aprendiz de Merlín (tiene Inquietudes en buscar nuevas prácticas y conocimientos que van más allá de las necesidades de su puesto de trabajo, continuamente asimila, aplica y comparte con los demás sus nuevos aprendizajes); 4) Merlín (añade al nivel 3 que se convierte en un referente para los demás y que tiene un espíritu innovador e investigador).
Ahora dígame ¿tiene como objetivo ser el Merlín de su empresa? De usted depende.



Imagen obtenida de www.troutmanoriginals.com/ElvesandMore/merlin.htm

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