¿Quién no ha sentido miedo en la vida? Todos sabemos que el miedo no es malo en sí, el problema es si te paraliza o si se enquista en tu toma de decisiones empresarial. Pilar Jericó nos habló del no-miedo para desarrollar la creatividad y la innovación. Juan Carlos Cubeiro prevalece la gestión del talento por encima de todo en la empresa. Y los dos coinciden que el talento y el miedo no pueden coexistir en una cultura. No es que sean opuestos, sencillamente el miedo apaga el talento o lo expulsa. Sin embargo, el miedo sigue siendo utilizado en la empresa como principal estrategia de negociación, de supervisión y de control. ¿Sabemos lo que perdemos cuando instauramos una cultura del miedo? Quizás si estiramos esta reflexión nos demos cuenta que la cultura del miedo viene del propio miedo del director general o empresario. Si, permítanme que lo explique con más detalle. Ante la falta de información de los subordinados, la carencia de competencias de delegación y de planificación de objetivos, muchos empresarios optan por la estrategia del miedo. Poner supervisores que controlen para garantizar que todos trabajan. Y el supervisor se convierte en un generador y amplificador del miedo del empresario. Así el miedo se esparce por cada rincón de la empresa y llega hasta los rincones más recónditos de los empleados. Los empleados aprenden de ese miedo. Saben responder con dos principios básicos, la paralización o la huída. Normalmente el personal de más talento huye porque sabe de su empleabilidad y le da confianza. El de menos talento se queda, y por lo tanto, refuerza la cultura del miedo, pues él también esconde sus puntos débiles o incompetencias. Al final la cultura del miedo genera una cultura de incompetencia. Y eso es lo que tenemos. Podemos trabajar el miedo con el empresario, analizar sus emociones desde el lenguaje propio de las emociones, no desde la razón. Podemos ayudar a ser conscientes de las emociones y sus orígenes. Y ese darse cuenta de la sinrazón que tanto daño ha hecho a la organización, es un paso vital para desde la auto-observación romper un ciclo de devastación empresarial. Seguramente debe haber un comenzar de nuevo, las emociones negativas y la cultura del miedo generan muchos daños irreparables en las personas. Dagas afiladas que hieren la moral de los empleados y que con sólo un corte fino, se pierde el compromiso, la satisfacción, la productividad, la dedicación y el esfuerzo. ¡Qué norte sin sentido! Con el coaching ejecutivo el miedo se trabaja desde la propia conciencia de las emociones. Afrontar las emociones, descubrirlas, respetarlas y comprenderlas nos darán múltiples salidas para hacer de nuestra organización algo más que una organización racional y procedimental. Algo que está en las mentes de muchos empresarios pero que no está en la mente ni en el corazón de los empleados. El trabajo con las emociones es lento, es la intervención de coaching que más tiempo dura, pero sus efectos en la organización son brillantes, pues el empresario o directivo tóxico deja su veneno para al menos respetar al prójimo. Y el respeto es la base de la equidad. Y la equidad la base para comenzar una buena gestión del talento. El miedo residual es el que nos permite estar alertas y seguir luchando en este ambiente empresarial tan turbulento, pero este miedo residual es incluso positivo.
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1 comentario:
Me encanto este post, soy Comunicologa y tengo un master en administracion, recientemente fui contratada por una importante empresa para asumir una gerencia de ventas, sin embargo, son precisamente estas practicas de la cultura del miedo las que se fomentan, lo he vivido, lo he visto, y me consta la parálisis e incapacidad de accion que genera, Hombres profesionales que casi lloran en una junta con un director general!!! no pude soportar tanta incongruencia, por que habria de tener miedo para trabajar mejor?. Obvio renuncié, gracias por este post me ayuda mucho para la tesis que estoy haciendo de mi master
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