No se si somos realmente conscientes de lo que estamos
haciendo con la educación en este país. Hemos dado unos giros importantes en
muy poco tiempo, aunque son más administrativos que reales. No parece en el fondo
haber cambiado la educación en los últimos años, por lo tanto no es de
sorprender que otros países que invierten más (estamos un punto por debajo de
la media europea en inversión del PIB) y de modo más eficaz (como indica José Antonio Marina) tengan
mejores resultados.
Creo que es de sentido común que por ejemplo un indicador
como la ratio es fundamental para la calidad educativa. Con aulas de 100
alumnos no me pidan que personalice, ni que piense en cómo desarrollar el
talento de cada uno. Más aún si cada año llevo siete asignaturas diferentes.
Calcule usted mismo el número de alumnos.
En España pensamos que la educación es como la producción de
salchichas, sencillamente un proceso productivo donde “llegan” alumnos, se les
mete en aulas, y se les despacha cada cuatro años ahora. Además compartimos
algo con la producción, la obsesión por el control, en la producción control de
tiempos en la educación control de firmas de asistencia del profesorado y del personal
de administración. Aparte compartimos otra cosa, la obsesión también por
evaluar, lo importante parece ser que es la nota del alumno una vez ha pasado
el semestre o el curso escolar, y con eso medimos el aprendizaje. Es verdad que
con el cambio hacia la filosofía de Bolonia se pide más trabajo práctico y
evaluación continua. Pero díganme cómo evaluar semanalmente dos trabajos por
semana de 100 alumnos, multiplicado por las asignaturas. En muchos foros
docentes todos nos planteamos cómo poderlo hacer del mejor modo sin perder la
evaluación continua. Pero no es sencilla la respuesta. Si sigues Bolonia
olvídate entonces de investigar (más aún cuando siguen reduciendo presupuestos
y por lo tanto los investigadores carecen de recursos) y de gestionar otras
áreas educativas.
No es que quiera plantear un escenario negativo, pues España
ha cambiado mucho en los últimos treinta años, pero parece que incluso
sabiendo cómo podemos mejorar la educación nadie quiera asumirlo. No creo cueste tanto mejorar las ratio
profesor-alumno, tener más tutorías e incluso hacer seguimiento de alumnos a
nivel personalizado (como por ejemplo hacen en Oxford). Tampoco es mucho pedir
aplicar coaching educativo al alumno para mejorar su desarrollo e incluso un
programa de mentores eficaz que permita agilizar las buenas experiencias. Necesitamos una mayor implicación de las
familias y de la sociedad en general en la educación, una mayor participación y
una educación más abierta.
Tenemos profesorado de alta calidad pero infrautilizado y
sobre todo muy burocratizado, perdiendo la posibilidad de explotar todo su
talento.
¿Podrá esto cambiar algún día? En el fondo nos jugamos la
educación de nuestros hijos, y la educación es el valor a futuro de un país.
Quizás deberíamos darle una vuelta más al tema. ¿Qué piensas?
No puedo estar más de acuerdo. Aunque suene lejano, el día que veamos como "normal" la aplicación del Coaching dentro de los programas educativos, esta apasionante profesión empezará a sonar de manera diferente.
ResponderEliminarGracias Paco en efecto creo que ya hay experiencias sueltas pero creo que la universidad pública tiene un gran reto y responsabilidad por delante. Es la educación de nuestros hijos... casi nada... y al final todo se reduce a numeros. Pero no son tantos los números sino en el cómo se utilizan los recursos... Yo llevo aplicando el coaching desde hace más de diez años con resultados espectaculares pero no dejan de ser iniciativas aisladas. Gracias de nuevo Paco por tu comentario y compañía virtual...
ResponderEliminarRober