No deja de llamarme la atención que en muchas empresas los diferentes departamentos son más enemigos que aliados y con ello la pérdida de sinergia es absoluta. Más que estar unidos por el mismo negocio, funcionan como unidades de negocio diferentes pero mutuamente dependientes, por lo que los roces y conflictos son continuos. Con el tiempo las empresas aprenden a no tener mucha comunicación entre departamentos, fruto de años de conflicto. Esto conlleva la separación paulatina de los departamentos, con unos vínculos de interacción entre sí muy débiles que son los que permiten que la organización sobreviva a su propia ineficiencia. Pero, ¿se puede hacer algo? Claro, lo primero es pensar cómo un director general (puede ponerse también el ejemplo de directivo, mando intermedio, coordinador, etc) no asume la responsabilidad de alinear los objetivos entre los directivos. Eso significa mostrar claramente los objetivos del equipo y compartirlos, es decir, analizarlos, discutirlos y comprometerse a conseguirlos. Esto conlleva que el equipo piensa como un todo más allá de su perspectiva individual. Este ejercicio es muy sano para generar equipos competitivos. Después debe tener en cuenta el grado que los diferentes departamentos construyen el proyecto y qué sinergias pueden establecerse entre ellos. La búsqueda de sinergias es la obsesión por la eficiencia. Y las sinergias deben ser claramente agradecidas y reconocidas por la dirección. Los diferentes directivos asumen que son miembros de un proyecto superior a ellos, superior a su departamento, y por lo tanto se deben a cómo conseguir esa contribución sinérgica.
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