Hasta hace bien poco las empresas más valoradas eran
aquellas que más trabajo estable proporcionaban, de hecho, esto era un
indicativo de su “preocupación” por el personal. Esta famosa lealtad se ha
llamado de muchas maneras tanto a nivel
profesional como científico: compromiso, confianza, lealtad, apoyo, etc… y en
todas se obtenían resultados directos con la satisfacción laboral y por lo
tanto con la productividad o esfuerzo personal por la empresa.